Negocios en el espacio

Por Mercedes Arancibia

Lo que todavía parece pertenecer exclusivamente al terreno de la ciencia ficción –hacer negocios en la Luna– parece que en Estados Unidos empieza a considerarse seriamente, según una información publicada, el 4 de febrero de 2015, por la agencia británica Reuters en su página web y comentada por Andréa Fradin en el digital francés 'Rue 89'.

En su artículo, Reuters dice haber tenido acceso a una carta de la Federal Aviation Administration (FAA), institución que en Estados Unidos regula la aviación civil y el lanzamiento de vehículos al espacio, dirigida a la sociedad Bigelow Aerospace: “La Federal Aviation Administration, en una carta a Bigelow Aerospace fechada a finales de diciembre de 2014 y desconocida hasta ahora, afirma que la empresa desearía explotar la autoridad de la FAA en la concesión de licencias de lanzamientos para animar al sector privado a invertir en sistemas espaciales, garantizando que podrán llevar a cabo actividades comerciales sin interferencias”.

Para Reuters, sigue la información de 'Rue 89', lo mismo que para muchos medios estadounidenses que han publicado la información, esa carta significa un primer paso para el desarrollo de una actividad comercial en la luna; y, según los expertos preguntados, “concedería a Bigelow Aerospace derechos exclusivos sobre el territorio donde deseara instalarse”.

Según 'Quartz', publicación digital de Nueva York especializada en negocios y finanzas, perteneciente al grupo Atlantic Media, Bigelow Aerospace es una empresa que tiene entre sus objetivos la instalación de viviendas inflables en el espacio. Los primeros ensayos deberían efectuarse en 2015, a bordo de la Espación Espacial Internacional (ISS). “Pero, a más largo plazo, la sociedad tiene como objetivo el satélite de la tierra sobre el que espera poder instalar infraestructuras en torno a 2025”.

Aunque, como también recuerda 'Quartz', “ninguna nación en particular tiene derecho a reivindicar un pedazo de espacio”: “Las actividades humanas en la Luna están reguladas legalmente por un tratado de Naciones Unidas, que data de 1967 y exige que las naciones sutoricen expresamente cualquier actividad espacial llevada a cabo por personas o empresas que estén bajo su jurisdicción, pero prohíbe cualquier reivindicación nacional sobre el territorio celeste”.

El mismo organismo internacional propuso, en 1979, un Tratado sobre la Luna, siguiendo las pautas del de 1967, pero no fue ratificado por “ninguno de los países que incluían en sus planes la exploración espacial (Estados Unidos, Rusia, China, India…)”.

Y después, finaliza la información de 'Quartz', en 1995 un estadounidense empezó a vender públicamente parcelas en la Luna, Marte y Venus, sin que nadie pareciera tener nada qué decir. En una entrevista publicada en el digital estadounidense 'Motherboard', especializado en la interacción entre la informática y el ser humano, el empresario explicaba “que había notificado su actividad a la ONU, sin obtener ninguna respuesta”.

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