EDITORIAL / Villabona

Un interno del Centro Penitenciario de Asturias, situado en Villabona, acaba de aparecer muerto en su celda con instrumental que permite deducir que lo último que hizo vivo fue fumarse un 'chino' (droga inhalada, en lugar de inyectada). Y, aunque hay que esperar al resultado de la autopsia, es un hecho que varios presos tuvieron recientemente problemas con las drogas en esa cárcel, en la que en teoría es imposible conseguir esas sustancias.

En realidad, se sabe que no es verdad; y, en realidad, se sabe que buena parte de las jerarquías en prisión se establecen sobre la base del acceso a los estupefacientes... a los que nunca son ajenos los funcionarios; o, al menos, todos los funcionarios.

Algunos de ellos se hacían cruces cuando el de Villabona era un centro de reinserción ejemplar y la nueva marcha de las cosas invita a pensar que es porque entonces no tenían control alguno sobre lo que pasaba dentro... o no lo tenían en la misma medida que en otros centros.

Pero puede que la cosa ahora haya cambiado de rumbo; y Asturias no puede permitirlo, así que tendrá que esperar a la autopsia del último fallecido y pedir a continuación responsabilidades. La vida de cualquier preso y la labor social de una cárcel valen mucho más que el nombre de cualquier jefecillo nombrado por el Ministerio del Interior...

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