EDITORIAL / Plass, plass, plass

Uno de los beneficios de las elecciones del pasado domingo es haber expulsado de primera línea de la política a delincuentes que llevaban muchos años viviendo de ella. Y muy destacado en el ránking está el pronto ex-alcalde de Valladolid, al que un acuerdo tripartito quitará el bastón de mando.

Javier León de la Riva es un indecente ginecólogo castellano que dijo de la ex-ministra Leire Pajín que "sus morritos me recuerdan otros labios que conozco más" y lo único que se debe lamentar de su caída en desgracia es que no resulte del voto de sus conciudadanas, sino de un acuerdo de la izquierda.

Más allá de las ideas de cada uno, mantener en activo a un personaje como éste era una vergüenza que una capital de comunidad autónoma no podía seguir tolerando. Aunque sería interesante saber cuántas mujeres le votaron a pesar de todo.

Los comicios autonómicos y municipales también dejan en el aire la sombra de otra duda: aparte de la pérdida de poder, ¿qué más temen las autoridades conservadoras que pueda descubrirse?... porque la ferocidad con la que algunos se aferran al sillón es muy llamativa.

Lo que va a salir a relucir en Baleares y Valencia va a asustar a más de uno; seguramente, por eso se han quitado de enmedio los presidentes del Partido Popular allí. Y lo de Madrid clamará al cielo...

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