EDITORIAL / Queremos

Parte de las estructuras regionales de Podemos se han metido en una batalla para plantar cara a Pablo Iglesias, lo que en la práctica será como pegarse un tiro en el pie antes de que empiece la carrera (que en este caso será en otoño, cuando se convoquen las elecciones generales en las que el profesor universitario quiere destronar a Mariano Rajoy).

Esta querencia de la izquierda por el suicidio viene de antiguo y ha arruinado su expectativa electoral con frecuencia; a IU varias veces y en alguna ocasión el PSOE... y todo indica que le puede pasar a Podemos ahora.

La cosa trae causa de que a parte de los dirigentes de Podemos les ha disgustado que el de la coleta hiciera la candidatura que va a acompañarle sin contar con los círculos ciudadanos; en realidad, nadie sabe si lo que molesta a estos dirigentes es que no se haya contado con los círculos o si es que les haya marginado a ellos mismos, pero al final no importa: habrá más de un candidato para liderar la formación.

Lo que, al final, dará la razón a este medio, que lleva tiempo advirtiendo de que el punto flaco de ese proyecto está en el crecimiento de sus estructuras territoriales, así como de que su fiasco empezará el día en que no sepa transformar su doctrina en programa electoral.

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