EDITORIAL / Racismo
El Partido Popular ha decidido situar a su racista ex alcalde de Badalona al frente de su candidatura para las elecciones autonómicas de Cataluña; y éste es un radicalismo respecto al que nadie debe declararse al margen. Ya lo advirtió Edmund Burke: "Para que el mal triunfe sólo hace falta que la gente buena mire para otra parte"... y de ese modo llegó el nazismo a Europa.
El PP catalán quiere aprovechar el tirón del racismo, y ésa es una estrategia que no se puede consentir... por alejado que parezca estar uno de ella, como está 'Astures' a priori de la actualidad de aquella comunidad autónoma. Porque no se puede permitir que se aliente otra vez en Europa alguna sierpe de la serpiente del fascismo; y el racismo es una de ellas.
Por si alguien no se ha dado cuenta aún, este medio proclama desde aquí que sostiene que todos los seres humanos son iguales, sin distinción alguna de sexo, color, religión, ideología, raza, condición o cualquier otra circunstancia.
Y frente a papanatismos como los del PP en Cataluña defiende que las propuestas que hay que estudiar son las europeas, como la del nuevo partido que pretende liderar el griego Varoufakis. Aunque de eso se hablará mañana, porque condenar el racismo es prioritario.
El PP catalán quiere aprovechar el tirón del racismo, y ésa es una estrategia que no se puede consentir... por alejado que parezca estar uno de ella, como está 'Astures' a priori de la actualidad de aquella comunidad autónoma. Porque no se puede permitir que se aliente otra vez en Europa alguna sierpe de la serpiente del fascismo; y el racismo es una de ellas.
Por si alguien no se ha dado cuenta aún, este medio proclama desde aquí que sostiene que todos los seres humanos son iguales, sin distinción alguna de sexo, color, religión, ideología, raza, condición o cualquier otra circunstancia.
Y frente a papanatismos como los del PP en Cataluña defiende que las propuestas que hay que estudiar son las europeas, como la del nuevo partido que pretende liderar el griego Varoufakis. Aunque de eso se hablará mañana, porque condenar el racismo es prioritario.
Badalona, España, los Balcanes, Europa... Había quien decía que todos éramos racistas, que la cuestión estriba en gestionar ese sentimiento. No se trata solo de mirar a otro lado: actualmente debemos pasar de acera si no queremos topar con posturas radicales. O enfrentarnos. Pero la cuerda se estira y se estira más y nadie salta: tenemos paro, sí; pero también fútbol, series, programas basura... No pasa nada. Y para tener razón, no hace falta más que gritar más que el otro: nos lo enseñan diariamente en la tele. Entonces, ¿de que sirve condenar el racismo si el tsunami viene en contra? ¿Qué proponemos para contrarrestar esa ola? Tal vez Varoufakis, como apunta este editorial represente una solución; tal vez. O tal vez tampoco.
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