De ahora en adelante

Por JOAQUÍN DEL RÍO

Cataluña votó ayer en unas elecciones autonómicas de las que su presidente, Artur Mas, sale como gran derrotado, ya que continuar en su cargo le resultará muy difícil; y, encima, deja a su pueblo partido por la mitad. En estas condiciones, aclarar las cosas siempre está bien, para que la convocatoria haya sido útil... así que hay que leerla correctamente.

–Juntos por el Sí (la candidatura donde iba Mas) apostó por la ruptura con España desde su propio nombre, dado que no se llaman Juntos por Cataluña ni Juntos contra los Recortes ni Juntos frente a Rajoy. Pero constituyen una amalgama a la que costará mantener unida. Y más aún si necesita el voto de la CUP, que odia a Mas y a Convergencia i Uniò.

–Ciudadanos es el gran vencedor de la jornada, ya que es la segunda fuerza en la región y se perfila como heredera de la UCD de Adolfo Suárez: no da miedo como el PP y opta con frecuencia por la ambigüedad calculada, de modo que puede subir mucho en España.

–El Partido Socialista de Cataluña sigue siendo la referencia de la izquierda, pese a haber roto amarras con su pasado y a tener que superar un cisma interno... de modo que Carmen Chacón deberá olvidarse de atacar otra vez la Dirección Federal, porque allí no tiene sitio.

–Cataluña sí que Puede se queda como segunda fuerza de izquierda, lo que tiene distinto significado para sus miembros: para Izquierda Unida significa seguir siendo lo que era y para Podemos supone que empieza a desinflarse antes de alcanzar lo que podría haber sido... siempre hablando de marcas locales.

–El Partido Popular se desploma y demuestra que el racismo de su candidato Albiol ya no gusta ni a la derecha; cierto es que su resultado supera la última expectativa de voto de la neumática Alicia Sánchez Camacho, pero también lo es que la comparación debe hacerse entre iguales (o entre expectativas o entre resultados, pero no entre unas y otros).

–Candidatura de Unidad Popular es una opción de izquierda anticapitalista que ha subido en votos, pero cuyas intenciones son una incógnita. Son independentistas, pero odian a Artur Mas y lo que representa, así que es improbable que voten su investidura.

Los catalanes amanecen hoy más difíciles de gobernar que nunca, pero también con menos opciones de convivir con España... ¡Igual han hecho un pan como unas hostias!

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