La simbología del Podemos parlamentario

Por Francisco Collado

La política, el poder y los recursos políticos se manifiestan en una dimensión no sólo material y tangible, sino también simbólica como han reconocido algunos autores (Del Águila, 2008; Goffman, 2006; Vallés, 2006). Por poner un elemento ilustrativo, la conocida pintura “El asesinato de Marat” constituye un símbolo para cuando se habla de revoluciones y transformaciones de un régimen de un signo a otro. Según la óptica que se adopte puede representar el martirio de aquellos que luchan contra los enemigos del cambio y para otros la violencia desmedida y descontrolada que el fenómeno populista puede conllevar en momentos de máxima radicalización. Sea cual sea su lectura, la clásica pintura de Jacques-Louis David es una obra de arte con un mensaje encerrado que además es un manifiesto ejemplo de lo simbólico que encierra la política.

Hace unos días, en una columna del profesor Manuel Arias Maldonado de la Universidad de Málaga se valoraba el despliegue simbólico de Podemos durante la constitución de las nuevas cortes en el Congreso de los Diputados. Ciertamente, ya se ha tratado en otros análisis la aplicación de la teoría neopopulista de Laclau a la estrategia política, especialmente en lo tocante a comunicación política, del partido morado y de la cual Errejón es un experto conocedor. Ahora bien, más allá de las teorías de Laclau que sirven para comprender el mensaje ideológico de Podemos, es fundamental una visión dramática -teatralizada- de la política para entender qué se está cociendo en las imágenes que esta formación han regalado durante este episodio político.

El enfoque dramático de la política pertenece sin lugar a dudas al sociólogo norteamericano Erving Goffman, según cuyos enunciados cualquier encuentro social entre dos sujetos o más representa una obra de teatro. Desde este punto de vista, aparece el concepto de “framing” o “marco” que es la interpretación simbólica que se hace de dicho encuentro que viene a ser una puesta en escena (Goffman, 2006). Esta interpretación simbólica establece el orden de prioridades sobre cuáles son los elementos en los que se debe poner especial atención, cuáles se deben obviar, acoge cuál es la parte de la escena que justifica y legitima dicha interpretación de la realidad y el guión que corresponde a cada actuante. En este sentido, cada participante en la escena política desempeña un papel que ha sido previamente elaborado y que le es dado en el guión general de la obra que viene recogido en el marco.

Puede ser una representación sobre el martirio de un líder político, sobre la opresión causada por un régimen injusto, una negociación o el surgimiento de un héroe una vez se ha construido un antihéroe. Cada sujeto actúa a través de sus propias capacidades para comprender el marco y sus habilidades sociales, lo que se denomina “habitus” en la teoría de Pierre Bourdieu.

Estas habilidades sociales proporcionan información, opiniones y valoración del papel de su propio personaje en un escenario de luchas de poder denominado “campo” donde son una serie de recursos de distinta índole son los que están en juego en la realidad efectiva (Bourdieu, 2001 y 1898).

La mayoría de los marcos se mantienen estables conforme los contextos políticos e institucionales son estables. Ahora bien en determinadas coyunturas como la actual en el paso de una etapa política a otra, se abre la posibilidad para que nuevos líderes políticos -a modo de directores de cine y guionista (storyteller)- asienten nuevos marcos y formas de comprender, interpretar y valorar la realidad política (Entrena, Jiménez y Collado, 2014). Un caso propio de manual se encuentra en el caso de Podemos durante la semana pasada. De esta forma, en el actual análisis se presenta el marco general definido por su líder, Pablo Iglesias, y el ejecutado por los principales protagonistas de la constitución de las Cortes.

Marco: Los representantes de la patria alcanzan las instituciones
La definición que Podemos ha dado en los últimos años de la vida política se corresponde con la siguiente descripción. España es un régimen no democrático en tanto que la transición a la cuestionada democracia fue pactada entre las distintas élites políticas y representa una continuidad legal emanada del franquismo. A raíz de esta situación, distintos grupos se han repartido el poder de forma continuada y se han distanciado de la ciudadanía como demuestran los casos de corrupción, la crisis económica y la “política de puertas giratorias”.

Por lo que, es fundamental crear un proyecto hegemónico que consiga agrupar en torno al mismo a los distintos sectores de la ciudadanía que han sido abandonados y son desoídos constantemente por los demás partidos políticos.

Este proyecto político se materializa en la formación política que lidera Pablo Iglesias y se constituyen en tanto representantes de “la patria” (la ciudadanía) que se antepone de forma adversa a “la casta” que se corresponde con los tradicionales catch-all-parties del sistema español como PP y PSOE. Una vez, se ha expuesto el relato político o mejor dicho, una vez ha sido enmarcado el discurso que da sentido a la existencia de este partido político, sólo es suficiente con repartir los papeles que cumplen sus distintos actores en las primeras elecciones generales en las que participan y en las que han obtenido escaños.

Héroe único
El héroe, Pablo Iglesias, que se establece en oposición al antihéroe, Mariano Rajoy, y que a través de su carisma, sus habilidades y sus cualidades ha conseguido agrupar en torno a sí a todos aquellos sectores sociales que no se sienten representados por partidos. En tanto que es el principal líder adquiere las cualidades de la justicia frente a una etapa anterior que se considera opresora y demagógica. Además, representa a un ciudadano ordinario -un profesor de universidad- que pretende a través de su participación en las instituciones políticas producir una auténtica democracia. De esta forma, se presenta como un sujeto humilde, procedente de la clase media y con antecedentes políticos en su familia de lucha a favor de los más desfavorecidos. Su papel es crucial y sólo él puede llevarlo a cabo, tanto en el proyecto político como en su objetivo de cambiar las estructuras políticas, económicas y sociales.

Intelectual
En segundo plano, pero no por ello con menor protagonismo se encuentra el “intelectual”, Iñigo Errejón. Dotado de un habitus definido por la inteligencia, la juventud y la agudeza intelectual es el artífice del discurso político y por tanto, del marco que anteriormente se ha definido. Al igual que el líder, se ofrece una imagen de ciudadano corriente y con la investigación universitaria como desempeño profesional. Si bien, su imagen como persona de a pie queda distorsionada por la profesión de su padre -alto cargo en distintos gobiernos de España-, lo que le obliga en algunas ocasiones a pasar tras la escena concediendo mayor protagonismo a otros compañeros.

Madre trabajadora
Bescansa aporta la feminidad y la mujer en posición paritaria como tendencia instaurada por los partidos de izquierdas y las instituciones políticas. De profesión similar a los dos anteriores, se muestra no sólo como docente, sino también como madre que tiene que satisfacer distintas funciones en un mundo donde aún no se ha conciliado la vida profesional y familiar, especialmente en las mujeres. De esta forma, la presencia de su hijo en la cámara parlamentaria contribuye a transmitir esa demanda social que las instituciones no se han preocupado en solucionar y que representa una lucha social que encarnan y que pretenden llevar a buen puerto.

Guerrero rebelde
Trabajador durante nueve años en una petrolífera y adscrito a la lucha social desde distintos movimientos y partidos de izquierdas se presenta Alberto Rodríguez. Su papel viene a presentar el arquetipo de obrero, concienciado con los más débiles y que muestra un historial de enfrentamientos policiales, lucha contra la injusticia y la bondad que se antepone frente a unas leyes que se consideran opresoras. Su estética desaliñada, discordante con el protocolo habitual de otros parlamentarios en el Congreso y su imagen dura contribuyen a mostar a un ciudadano de a pie frente a las viejas élites corruptas marcadas por el “cuello blanco”. Es una prueba fehaciente de que el líder y héroe único ha conseguido agruparse en torno a los sectores más desfavorecidos del régimen.

Conclusiones
Ante esta descripción, de cuál es el papel que cada actor ha ejecutado durante las primeras jornadas de esta legislatura, es preciso añadir que dicho análisis siempre debe completarse con el análisis marxista de supraestructura e infraestructura. La definición del marco viene a mostrar la supraestructura política que está en juego, ahora bien el habitus -la forma de ser, pensar y actuar de cada sujeto- y el campo político -espacios de lucha simbólica por el poder- nos enseñan cuál es el estado real de la realidad, es decir, la infraestructura. Y es que, una cosa es comprender el carácter simbólico que estas imágenes políticas han transmitido a través de los medios de comunicación y las redes sociales, pero otra cuestión es entender cuáles son las relaciones de poder que se tejen entre estos sujetos y sus adversarios políticos.

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