Chuck Norris también ye de aquí

Por En Cierta Medida

El objetivo de la televisión de servicio público debería ser disminuir, más que incrementar, la audiencia. Me explicaré. Si, como resultado de su programación, los espectadores de la Televisión de Principado de Asturias dedicaran más tiempo a actividades culturales, turísticas, musicales... y menos a ver programas de televisión, sería un éxito, y no un fracaso (algo impensable en el caso de la televisión privada).

La televisión, dice Román Gubern, es sólo una concausa que interactúa con otras concausas (escuela, ambiente familiar, lecturas, amigos...) para determinar la conducta del individuo. Pero el creciente tiempo de exposición a este medio (y similares) que se detecta en las democracias industrializadas tiende a reducir correlativamente la presencia de otras concausas (lecturas, conversaciones...) y a reforzar con ello el poder manipulador de la televisión como ventana privilegiada al mundo y como gran colonizador del tiempo de ocio. Me gustaría que la TPA fuera una televisión tan buena que redujera su importancia como concausa entre otras concausas o, al menos, que no aspirara a ocupar el espacio de las demás.

Víctor Frankl dijo que el ojo que se ve a sí mismo está enfermo. Y Bertrand Russell aseguraba que las puertas de la felicidad se abren hacia fuera. Una cadena autonómica que se muestra a sí misma constantemente y que sólo se abre hacia dentro está enferma. Del mismo modo que aspirar a que todos te miren (como ocurre con los concursantes de 'Gran Hermano') no es más que una forma extrema y perversa de interés por la propia intimidad, una televisión autonómica que se limite a exponer su propia intimidad regional (o nacional, si es que les da por ahí) es perversa.

Por eso no me parecería mal y hasta me haría gracia ver la alucinante serie 'Walker Texas Ranger' doblada al asturiano. Claro que... las patadas circulares de Chuck Norris son intraducibles, ¿no?

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