Varoufakis quiere democratizar Europa

Por Julio Feo

“Un fantasma recorre Europa y obsesiona a las potencias europeas, una fuerza a la que siempre han temido y a la que han  pretendido eludir …  la visión de la democracia…”  con estas palabras empieza el esperanzador Manifiesto[1] del exministro de economía griego Yanis Varoufakis, quien con esa alusión a la célebre frase del Manifiesto de Carlos Marx en 1848,  anuncia no un nuevo manifiesto “comunista” , término prostituido y mancillado por los crímenes del estalinismo, sino  un simple manifiesto democrático en su mejor sentido etimológico y pragmático., que busca superar contradicciones y malentendidos en el seno de la izquierda política.

Leyendo el manifiesto de Varoufakis y de su movimiento Diem 25, se siente un viento esperanzador de lo que podría hoy en día contribuir a la reconstrucción de una verdadera izquierda en Europa y en el mundo: la lucha contra el poderío totalitario y destructor de las multinacionales, tanto en el ámbito social y económico como ecológico, como denominador común para tender hacia un mundo mejor, más generoso y solidario.

Varoufakis reivindica con razón la lucha por  el “demos”, para democratizar a la Unión Europea y someter a los burócratas, lobistas, banqueros, magnates de la prensa y partidos políticos que alimentan la desigualdad social y la austeridad, suscitando el miedo de la población con sus campañas de amenaza. La amenaza de la extrema derecha xenófoba que propone el nacionalismo mas abyecto frente a la mundialización de la economía, es agitada por los neoliberales para justificar el status quo y el fracaso de su política que ha conducido Europa a un atolladero.

La Europa nacida en Maastricht ha traicionado los ideales de la Unión Europea nacida tras la segunda guerra mundial con el objetivo de instaurar una paz duradera y un sistema económico eficaz. Lanzado en Berlín el pasado martes, el movimiento paneuropeo de Varoufakis, calificado inmediatamente de “utópico” por la prensa neoliberal, busca federar a todas esas izquierdas europeas, que desde Podemos en España a Syriza  en Grecia, el Front de gauche, Nouvelle Donne y la izquierda socialista en Francia, o la izquierda portuguesa, buscan una alternativa para la construcción de una Europa social y solidaria.

Pienso a menudo al ver lo que François Hollande ha hecho en Francia de sus promesas electorales, en aquella frase de los amigos de Ruedo Ibérico que decía, frente a la dictadura franquista en los años sesenta: “Por una oposición que se oponga” una consigna siempre valida cuando se está en la oposición.

Pero lo que hace falta hoy en Europa para acceder al poder y ofrecer una alternativa al fracaso neoliberal es mas  bien “Una izquierda que sea de izquierdas”. Frente a tanta traición y tanto sometimiento, una izquierda que defienda sus principios éticos de solidaridad, generosidad, paz e internacionalismo, de defensa de los derechos humanos más elementales, pero también en sus principios económicos de igualdad social, frente a la política de los banqueros y de las multinacionales.

Una Europa unida y armonizada en lo social y en lo fiscal, con una política salarial en las empresas que limite de uno a cinco la diferencia entre el salario más alto y el más bajo, y que permita la reinversión de los beneficios en la economía real y no en la especulación financiera.

Con una política de apoyo a las pequeñas y medianas empresas, y a la agricultura local frente a la agro industria, que excluya de la OMC a  la agricultura base de la alimentación de los ciudadanos en cada país.

Contrariamente a lo que afirma el diario 'Le Figaro' en un titular reciente de sus paginas económicas Bruselas no prosigue su guerra contra la evasión fiscal. La burocracia  que dirige Europa no lucha contra la evasión fiscal, sino que  hace creer que lucha.

Basta leer el articulo en su totalidad para comprender que las medidas propuestas para hacer pagar sus impuestos a las multinacionales, requieren la unanimidad de los 28 países miembros, entre los que se cuentan Luxemburgo, Irlanda y Holanda, países que favorecen explícitamente la evasión fiscal, denominada ahora con el eufemismo de “optimización fiscal”.

Me gusta pues lo que dice Varoufakis: Hay que devolver el poder al pueblo en toda Europa. Poder que ha sido confiscado por una minoría política, con sistemas electorales que bajo el pretexto de la “estabilidad gubernamental” alimentan la abstención del electorado y se alejan del país real, fomentan la corrupción, el clientelismo y la “profesión política” como un medio de enriquecerse y de acumular privilegios, en lugar de servir la rex pública.

Su manifiesto es una buena base para combatir por una Europa democrática, para construir una clase política  con verdaderos controles democráticos y contrapoderes. Con la inclusión de la proporcional integral en todas las elecciones, con la limitación de la duración de los mandatos electorales, y su posible revocación inmediata en caso de incumplimiento de las promesas hechas.

Más democracia y menos corrupción. Un viento de  democracia tiene que soplar en Europa si queremos combatir al oscurantismo neofascista que está siendo alimentado por el fracaso neoliberal en esta Europa que incrementa el paro y la desigualdad social.

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