EDITORIAL / Empresas

La Federación Asturiana de Empresarios (Fade) ha pedido al Gobierno del Principado que prime a las compañías de la región en sus decisiones; bien porque le dé a ella sus obras, bien porque obligue a las de fuera a asociarse con una de aquí para obtenerlas. Y ante esa petición sólo cabe una pregunta: ¿pero es que no se hace?

Cualquier asturiano –empresario o no– sabe que es imposible para él conseguir trabajar en Cataluña, Euskadi, Galicia, Baleares o Valencia y muy difícil entrar en las castillas, Navarra, La Rioja o Andalucía... por no decir que le costará un triunfo salir a la Unión Europea o al resto del mundo (si no tiene un socio emiratí, puede despedirse de trabajar en Dubai, por ejemplo).

Sin embargo, aquí la cosa es distinta: Gijón paga un dineral al catalán Javier Mariscal por un retal de sus diseños para el Festival de Cine, RTPA encarga imagen corporativa en Londres y todo así. Todo indica que parte del asturianismo de hoy no es el grandonismo de antes, sino el papanatismo de ahora.

Así es que todos los paisanos deben ponerse ahora con sus empresarios... al fin y al cabo: ¿quién crea aquí más empleo que ellos?

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