Silencio, se rueda

Por En Cierta Medida

La disociación entre lectura y palabra hablada (es decir, la costumbre de leer en silencio, solamente con los ojos) es un legado de los monjes medievales. Los antiguos leían siempre en voz alta, por eso san Agustín se sorprendió cuando vio a san Ambrosio practicando la lectura mental. Sin esa disociación entre lectura y palabra, las reglas de lectura y de silencio obligatorio en los monasterios hubieran sido contradictorias.

Por favor, que alguien explique las reglas de san Cesáreo o de san Benito a los que van al cine como si fueran de picnic y son incapaces de leer en silencio las imágenes. Que alguien haga entender a mis amigos que a la hora del telediario, de 'House of Cards' o cuando juega el Barça deben dejar en paz los teléfonos y, sobre todo, mi teléfono. Que alguien se tome la molestia de recordar a mi familia que la emisión de 'Espartaco' en TCM sin cortes publicitarios no obliga a comentar cada dos por tres el corte de pelo de Kirk Douglas ni la famosa escena de las ostras y los caracoles. Que alguien explique al mundo que no se puede entrar en el salón en pleno capítulo de 'Juego de Tronos'y preguntar: “¿De qué va?” o “¿quién es el malo?”.

Que alguien, por ejemplo yo, diga bien alto que los monjes medievales ya sabían que hay que leer en silencio y con los ojos, no con la lengua. Hay que estar en silencio en el cine, no hay que llamar por teléfono cuando juega el Barça, se debe comentar el corte de pelo de Kirk Douglas después del “The End” y, sobre todo, ¡está prohibido preguntar quién es el malo de la serie 'Juego de tronos' a alguien que en ese momento está viendo esa serie! ¿Por qué? Por muchos motivos, pero sobre todo porque decidir quién es “malo” y quién no lo es en 'Juego de tronos' es una cuestión filosófica que no se puede resolver en un minuto. He dicho. Qué alivio.

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