Las vidas y el entorno, en peligro

Por José Carlos García Fajardo

El Tratado de libre comercio entre Europa y Estados Unidos (TTIP) no va a afectar sólo al comercio, sino a nuestras vidas. A nuestro medio ambiente, a nuestros trabajos o a lo que comemos. El TTIP condicionará nuestros derechos como consumidores, influirá sobre las sustancias tóxicas a las que estaremos expuestos o establecerá que las multinacionales puedan quedar por encima de los tribunales ordinarios. Todo eso es lo que nos jugamos si se aprueba el TTIP. Y también el CETA, un acuerdo similar con Canadá que se podría aprobar en la segunda mitad de este mismo año.

En La Sexta de la televisión se emitió el especial 'Objetivo TTIP', dedicado a este tratado que nos puede destrozar todavía más a las clases medias y trabajadoras. El programa explicaba con distintos testimonios qué es y cómo nos podría afectar si se aprueba. Hasta hace poco, el TTIP había ocupado poco o ningún espacio en los medios de comunicación tradicionales.

Ahora, gracias al trabajo constante de muchas organizaciones que forman parte de la Campaña “No al TTIP” y con el empujón de las filtraciones reveladas por Greenpeace Holanda, ha pasado a estar en el prime time televisivo y en las páginas de los principales diarios. Y al mismo tiempo, a generar un rechazo cada vez mayor entre la población. Porque cuanto más conocemos del TTIP, menos queremos que se apruebe.

El programa 'El Objetivo' recogía las distintas visiones respecto al polémico tratado, dejando claras las posturas de unos y otros, con la CEOE y grandes bancos como el BBVA a favor, y asociaciones y representantes agrícolas advirtiendo de sus riesgos. Por eso sería bueno resaltar algunas de las explicaciones de sus protagonistas.

En un campo tan importante como ganadería, agricultura y regulación, Ignacio García Bercero, Negociador jefe de la UE para el TTIP, declaró: “No sale todo el mundo ganando. Pero hay que ver la globalidad. El sector es más sensible, no sólo en España sino en la Unión Europea, porque no hay duda de que el sector ganadero americano es más competitivo”.

Miguel Blanco, secretario general de COAG, abordó el tema de Transgénicos, hormonas y seguridad alimentaria que afectan a toda la población sin distinción de edades, géneros o profesión “producir en base a transgénicos, a clembuterol, a hormonas de crecimiento, prohibidos en Europa, reduce los costes. Producir con calidad y seguridad alimentaria nos supone mayores costes a los agricultores y agricultoras de la UE”.

Ramón Soria, investigador de mercado y experto en alimentación afirmó sin ambages que el TTIP “va a cambiar los principios de seguridad alimentaria. No en lo que se ve, pero sí en lo invisible. Afectará mucho a las frutas y verduras porque en los campos estadounidenses se utilizan un montón de pesticidas no aprobados en Europa”.

Los productos, alimentos y hasta el medio ambiente son afectados por lobbies y beneficiarios de ahí la necesidad de una transparencia sin trampas. Por eso, Ernest Urtaun, eurodiputado Grupo Los Verdes, denunció con firmeza que “No es posible que un parlamentario tenga que enterarse a través de filtraciones o que tengamos que acceder a salas de lectura cerradas. ¿Nosotros después qué le explicamos a la ciudadanía que nos ha votado?”.

Sin embargo, J. Manuel González Páramo, consejero ejecutivo de BBVA, no se inmutó al afirmar que “La multinacional tiene poco que ganar con este acuerdo. Solo puede perder aquel sector que no se prepare para una competencia un poco más intensa”.  Y el presiente de la Comisión de Política Económica y Financiera de la CEOE, José Luis Feito, no vaciló en hacerle los coros con esta sesgada afirmación: “Las Pyme serían las grandes beneficiarias de este tratado. España tiene más Pymes, por tanto sería más beneficiada”.

Finalmente, Ekaitz Cancela, periodista experto en el TTIP, puso el dedo en la llaga al afirmar que no había datos para justificar un tratado tan ambicioso en base al crecimiento económico. “Sólo tenemos un precedente, añadió, que es el tratado que firmó Estados Unidos con Canadá y México y vimos cómo la entrada del maíz americano supuso la pérdida de un millón y medio de empleos”.

Este Tratado de libre comercio entre Europa y Estados Unidos exige que los ciudadanos nos movilicemos, que los medios investiguen y animen un debate serio y sin tapujos ante una decisión que afectará a todos los ciudadanos y al medioambiente.

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