EDITORIAL / Política

Europa duerme esta noche con dos de sus principales economías gobernadas por mujeres: la alemana, en manos de Angela Merkel, y la británica, dirigida por Theresa May; y lo mismo puede ocurrir en meses en Estados Unidos, donde opta a ser presidenta Hillary Clinton. De modo que en apenas un siglo largo podrán verse cambios derivados del 'empoderamiento' de la mujer, la más grande revolución de la humanidad en términos históricos.

Aunque es pronto para saber si van a producirse, porque todavía es imposible predecir si el ascenso de las féminas traerá nuevo aire a la política o si demostrará que la única forma que tiene la mujer de ascender es asumir valores y formas masculinos... lo que sería un desastre, a la vista de la mierda de mundo al que ha llegado el planeta de la testosterona.

Sin embargo, la Historia enseña que las transformaciones de peso resultan mejor de la sucesión de pequeños cambios que del desencadenamiento de un cataclismo, como está a punto de descubrir la derecha española, que perdió el poder en las últimas elecciones y no se dio cuenta hasta ahora porque estaba ebria celebrando que no lo consiguiera Podemos.

Mariano Rajoy está a días de entender que nunca más volverá a gobernar España como lo hizo, desde el poder absoluto y la prepotencia indecente. Y a sus huestes les falta poco para aceptar que si quieren seguir en La Moncloa sólo estarán prescindiendo del gallego. Hay cosas que no tienen vuelta atrás... y el despecho es una de ellas.

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