Paisaje después de la batalla del 26J

Por Ignacio Fontes

De mi cartera
Aparece Rajoy en el balconcillo de la sede de la calle Génova –aviada con dinero negro–, del PP –un partido sentado en el banquillo, así como alguna de sus franquicias– para celebrar la tan indudable como insuficiente victoria obtenida en las elecciones generales con un discurso pedestre y zarrapastroso marca de la casa y en el que volvió a hacer gala de sus vaciedades: “No ha sido ésta, como sabéis, una etapa fácil, dicho de otra forma, ha sido una etapa muy difícil“.

Tras el meritado varapalo del 20-D y seis meses de gobierno en funciones en los que ha revalidado con nota los motivos del garrotazo –más casos de corrupción; vertidos criminales de ácido al Ebro para forrarse de dinero sucio por sicarios del Cañete, nada menos que comisario europeo de Acción por el Clima y Energía (qué cachondeo, aquí y allí); cargos judiciales nacionales e internacionales vendidos al mejor postor; un ministro del Interior grotesco (condecorador compulsivo de leños, si son vírgenes) y con modos que envidiarían los de los franquistas y, dicen, envidian los del venezolano Maduro, etc., etc.–, una mayoría corta de votantes ha rescatado de la pira decembrina el pingajo chamuscado del líder derechista y, repasado, lo ha colocado de nuevo en el balconcillo genovés. Dicen sus votantes que Alí Babá meterá en cintura a los Cuarenta [de Ayete] Ladrones…, aunque en sus propios predios se guardarían de poner al lobo a cuidar el rebaño: unos listos.

Por una vez, el jefe de campaña de Rajoy, Jorge Moragas, tras una ristra de fracasos electorales en autonómicas, municipales, europeas y generales que parecía no tener fin, ha podido ofrecer unos resultados aseaditos a su jefe de filas para maquillar el trastazo de diciembre. Tras seis meses de haberlo configurado como un Don Tancredo impávido, recurrieron a una estudiada campaña, servida a tanto la pieza y la encuesta con la colaboración cuando no complicidad de una ominosa mayoría de empresas de demoscopia y medios de comunicación. Ambas tropas de choque se movieron entre dos objetivos predeterminados: magnificar el ‘peligro’ de P’s y minimizar el del PSOE como alternativa.

Rajoy, entre lágrima emocionada por la alcachofa y alocado pronunciamiento de amor por futura carne de banquillo (en Murcia), los repetía como mantras, actualización 3.0 de las antiguas ideas-fuerza. Todavía oí en la mañana postelectoral decir que P’s iba a quitarles la segunda residencia a quienes volvían a Madrid del hotelito de cercanías a votar en masa a Don Shimplón, aterrados ante la perspectiva de que les arrebataran su propiedad si triunfaba P’s (en este caso, por boca de un badulaque llamado Josemi Rdgz Sieiro en ‘Más de uno’, Carlos Alsina y Juan Ramón Lucas, Onda Cero).

El mantra auxiliar del voto útil también ha hallado eco en una parte del electorado ‘natural’ del PP que, asqueado, se había refugiado en C‘s en diciembre y a la que el equilibrado acuerdo de gobierno con el PSOE no gustó.

El último, dimisión
Motivos para dimitir han cosechado todos: el más beneficiado porque, a pesar de sus 670.000 votos y 14 escaños más, ha perdido 49 diputados y casi tres millones de votos desde que alcanzó el poder en 2011 y hay que remontarse a 1989 para encontrar peores resultados: los 107 diputados que sacó el PP en su primera comparecencia electoral como refundación de Alianza Popular (105 en 1986). Y el más castigado, el emergente C’s, porque ha perdido 8 escaños y 391.000 votos, la mayor parte de los cuales ha vuelto al redil del que salieron el 20D, el PP, y que, además, ha sido duramente castigado por la ley de D’Hondt. Correctivo que el otro emergente, P’s, ha logrado eludir ese gracias a la coalición con IU, pero aunque han reunido los mismos escaños que el 20-D, han perdido en conjunto 1’1 millones de votos: la suma (5’2 de P’s y 1 millón de IU) ha resultado resta…

Pero, no nos engañemos, en este país, cuando se habla de dimisiones políticas, se sea politólogo, articulista o tertuliano, no digamos adversario, se refiere única y exclusivamente al PSOE. Acaso por ser conspicuo practicante de esta escasa virtud política, inaugurada en 1986 por un inocente don Demetrio Madrid, presidente de la Junta de Castilla y León, perseguido por un mentiroso, impresentable Aznar y unos desdichados tribunales demasiado crédulos con las mentiras, que al final tuvieron que reconocer como tales. Aquí hemos visto ministros (Fdz Dz, el de Interior) y magistrados, el Daniel de Alfonso, director de la Oficina Antifraude en Cataluña, comportarse como desahogados con nula dignidad y ahí los tienes a los dos, y a su jefe, atornillados a sus respectivas poltronas mientras que ellos mismos, sus colegas de (des)gobierno y una mayoría de medios miran el dedo, la grabación de las inicuas conversaciones, en vez de a la escandalosa luna.

Es verdad que el segundo clasificado, Pedro Schz, ha perdido 5 diputados y 120.000 votos respecto a las elecciones de diciembre, en las que ya se perdieron 1.458.196 votos y 20 diputados de los 7.003.511 votos y 110 diputados obtenidos en las elecciones generales de 2011. Pero, en puridad, ha aumentado ligeramente su porcentaje de votantes y han sido los famosos ‘restos’ de la ley de D’Hondt los que se han engullido esos cinco escaños: no hay que darle más vueltas por mucho que lo deseen Susana Dz Pacheco y su legión tebana para maquillar su propio fracaso en Andalucía, donde D’Hondt, precisamente, le ha arrebatado sendos escaños en Sevilla y Jaén, dándole la mayoría relativa al PP en la comunidad autónoma.

Schz se convirtió en secretario general del PSOE el 27 de julio de 2014, cuando un congreso extraordinario del partido ratificó los resultados de las elecciones primarias. En las elecciones celebradas paralelamente a su responsabilidad, de 2014 a hoy, además de los resultados locales correspondientes a las elecciones autonómicas, el PSOE obtuvo 3.596.324 votos en las elecciones europeas de 2014, 5.603.823 en las municipales de 2015, 5.545.315 en las generales del 20-D de 2015 y, en fin, 5.424.709 en las pasadas del 26-j. Unos resultados aceptables si se tiene en cuenta que desde 2014 ha tenido que lidiar, además, con las emergencias a derecha, C’s, e izquierda, P’s, y también con lo que seguramente es peor: la inquina del ala más derechista de su partido, liderada por la presidenta de la Junta de Andalucía y secretaria general del PSOE-A, la señora Dz, caricaturesca visira Iznogouda que quiere ser califa en lugar del califa, servida con venenosa eficacia por sicarios como el presidente de la Junta de Extremadura y secretario general del PSOE-E, el Guillermo Fdz Vara –un prenda que fue militante de las Nuevas Generaciones de Alianza Popular– y el presidente del gobierno de Castilla-La Mancha y secretario general del PSOE-CLM, el Emiliano García-Page.

La derechización de la comunicación o mejor dicho, si se quiere, la pérdida progresiva de imparcialidad de una gran parte de los medios también ha constituido otro frente continuo para Schz. Más sutil, sin duda, que las groseras campañas contra los líderes de P’s –basadas en documentos ful, sucias denuncias de ‘sindicatos’ mafiosos (Manos Turbias) y conspiraciones de la Señorita Pepis en opacos despachos oficiales–, pero igual de constante, como la impenitente gota de agua de la tortura medieval [Digresión: Y no la inexistente aunque muy popular en los medios ‘gota malaya’, barbarismo por ‘bota malaya’, tortura oriental para quebrar los pies]. Cuando no eran las reiteradas inconveniencias de Dz y demás compañeros mártires, eran exigencias para que se pronunciara sobre pactos postelectorales porque así se le había ocurrido a P’s –a los periodistas también le daban igual los resultados–, el gesto tras saludar a una familia negra en Cataluña y los etcéteras sin cuento.

Y el caso es que si el transeúnte espeso y municipal tiene derecho a pensar, decir y/o escribir en cualquier foto, la primera estupidez que se le pase por la cabeza –o sin necesidad de visitar el piso de arriba: lo que le salga de los genitales–, éste es un placer vetado a la prensa y a los periodistas, tanto más cuanto más distinguidos sea el dicente. No se puede decir como si estuvieras recitando el evangelio que “La distancia entre el primer y segundo partido -52 escaños– es histórica” (Lucía Méndez, ‘El Mundo’, 27/06/2016). ¿Es que la historia empieza conmigo? Porque en 1982, el PSOE, con 202 escaños sacó 85 al segundo partido, AP. El mismo rigor ‘histórico’ se observa sobre los resultados electorales de Schz: los que inauguran la historia cuando cortan ellos la cinta se empeñan en repetir como un mantra bobo la frase tertuliana de ‘haber obtenido [el PSOE] un resultado aún peor que el del 20 de diciembre, que ya fue el peor de su historia’, ignorando que el PSOE de Francisco Largo Caballero obtuvo 59 escaños en 1933 y el del fundador Pablo Iglesias, sólo 7 en 1923. Debe de ser prehistoria para ‘El País’, diario que aún pretende ser referente (‘Liderar la oposición. El PSOE debe facilitar la gobernabilidad y reconstruirse para ser alternativa’, editorial, ‘El País’, 28/06/2016). Por lo demás, la pobreza ideológica y de estilo del editorial es alarmante, como fatuo es ese ‘debe’ imperativo del subtítulo.

Lo que está en juego para el PSOE es dilucidar su capacidad suicida en la resaca postelectoral, tanto con evitar decisiones políticas que traicionen a su electorado –en la típica maniobra rajoysta-franquista de suplantar el programa por un evanescente ‘mi deber’– como por la anulación de la desatada ambición de poder nominal del socialismo más derechista y conspirador. Al contrario de la opinión generalizada, este cronista cree que Schz, que comenzó endeble su andadura de líder del PSOE, ha demostrado su capacidad de estadista con sus fallidos intentos de formar gobierno apoyado por C’s. En principio, pues, hay que confiar.

El tortazo del sorpasso
Como se ha visto, tal cual suponíamos algunos (v. mi acertada alusión al cuento de la lechera en periodistas-es.com, 24/06/2016), la imparable fuerza del desnortado Pablo Manuel Iglesias sólo estaba en la cabeza, seguramente en el bolsillo, de quienes la voceaban: el ‘sorpasso’ era el adecuado espantajo que agitaban encuestas y medios a todas horas en la tópica estrategia del miedo, aliñado en vísperas de la votación incluso con la amenaza de alcanzar al PP, dejado muy atrás el PSOE y ya consagrado como partido referente de la izquierda y alternativa opositora. El presidente era él en la “mano tendida” al PSOE, se ufanaba y, dando la vuelta a la verdad, amenazaba con lo que ha sido su propia culpa: “… si Schz no quiere votar un nuevo gobierno de Rajoy”.

Yo supongo, mejor dicho, sé que las mentiras y medias mentiras (medias verdades) de Iglesias han servido de pasto para las hordas de podemistas que en estos seis meses han asaltado las redes sociales creyendo que eran el trampolín para asaltar el cielo y las han llenado de tanta basura –insultos, memes memos, ofensas, lenguaje impresentable y amenazador que rozaba el terrorismo y sobrepasaba la delincuencia más bajera– que ha terminado por hundir el trampolín y convertir el ‘sorpasso’ en un sonoro tortazo de tebeo. Las sonrisitas, corazoncitos, amorcitos y demás cursiladas que derramaba el líder desde estrados, tarimas y escenarios sonaban tan auténticos como el sermón del cura pederasta sobre la castidad expelido desde el púlpito. Como a éste, al amado líder se le traslucía el cartón de la prepotencia, especialmente cuando, alienado por los cantos de las sirenas demoscópicas y devorado de arrogancia, daba por amortizado a Schz y exigía interlocución con el ala socialista presuntamente pro-podemita.

No sé si en P’s se sabía; la sorpresa ante el topetazo electoral parece sincera, pero donde otros veían una ‘dulcificación’ del mensaje político, una moderación de la Moradura, uno, siempre atento a las manifestaciones del alma, creía detectar síntomas de depresión y desencanto en el habla de su líder conforme avanzaba la campaña. Aunque quizá se tratara, sencillamente, de la desorientación espacio-temporal que acarrea el extraño viaje desde las barricadas celestes a la socialdemocracia pequeñoburguesa…

¿Creía que nadie tendría que pagar los cascos rotos de la ‘fiesta de la democracia’? Luis Peiro le hace un resumen de la cuenta: “Los conjuros del soberbio Iglesias han logrado que los electores perdonaran a Rajoy la corrupción, el inmovilismo, el desgobierno, las trampas a la Constitución, los regates al rey y al Congreso de los Diputados, las desigualdades, los contratos basura, la merma de libertades, la pobreza de muchos trabajadores con empleo, la condena al desempleo de por vida de los parados de larga duración, las maniobras en el lado oscuro desde el Ministerio de Interior y hasta el escalofrío que recorre la columna vertebral de los ciudadanos de la cuarta potencia económica de Europa que se acaban de enterar que, siendo Rajoy presidente, es posible que se grabe y se difunda lo que en privado dice en su despacho el ministro del Interior, el teórico máximo responsable de la seguridad de todos (…) En seis meses de inestabilidad política se ha perdido mucho tiempo en declaraciones, vetos y propuestas inútiles.

Uno de los más equivocados y estériles era el debate sobre la voluntad real de Podemos y sus confluencias y alianzas para construir un cambio político a través de un gobierno progresista. En la fallida investidura de Pedro Sánchez, Pablo Iglesias mandó votar a los suyos para apuntalar a Mariano Rajoy como presidente en funciones. Ahora también ha logrado apuntalar a los populares con su estrategia electoral. Entre apoyar al PP o al PSOE, Iglesias elige siempre al PP. Creo que ya no pueden quedar dudas. Lo mismo que hacía Julio Anguita, el gran gurú del máximo dirigente de Unidos Podemos. Es posible que Rajoy también le dé las gracias”. (“Y Pablo se convirtió en la bruja Melisandre”, ‘El Satiricón’).

Las consecuencias: “(…) el más castigado, multiplicando por once las pérdidas del PSOE, ha sido Unidos Podemos. Cabe deducir que los ciudadanos han señalado donde está la responsabilidad de que Rajoy continuara en marzo y vaya a continuar hoy: 1.100.000 votos menos son muchos votos menos. De paso, se han cargado, en gran medida, a una de las fuerzas políticas clave de la izquierda: IU” (Manuel Rico, en su muro de Facebook). P’s no ha conservado los 69 diputados que obtuvo el 20-D, pues en realidad ha perdido 6 en virtud del pacto de coalición, porque fueron los escaños prometidos a IU (más los 2 obtenidos en diciembre), así como 4 o 5 senadores.

En fin, para otro destacado ‘sorpassista’ con hiperliderazgo mesiánico, el EH Bildu de Arnaldo Otegi en este caso, tampoco ha sido su mejor temporada y también ha cosechado sonoras bofetadas en sus feudos: el 20-D perdió 5 de sus 7 diputados y 115.373 votos y ahora se ha dejado otros 35.033: la multitud de 184.092 electores que le queda los coloca el ‘abertzalismo’ como cuarta fuerza política tanto en Euskadi (tercera en Guipúzcoa) como en Navarra, con dos diputados.

El ruido es lo importante
Las huestes de P’s, que, al parecer, no controla nadie, yo me lavo las manos, tras un día de luto riguroso, mientras se les cerraban las mandíbulas abiertas desde la noche electoral, volvieron a lo suyo: el asalto de las redes sociales, pese a la atinada observación de El Roto –“Resulta que las redes sociales no eran la realidad. ¡Qué decepción!”, en ‘El País’–.

Lo predominante de su ‘discurso’, además de tachar de “gilipollas” a los votantes de los demás partidos –cuando los más del PP son simplemente cómplices–, fue la repetida ‘denuncia’ de la conspiración universal para el pucherazo contra P’s: “Los resultados de las elecciones no se corresponden en absoluto con ninguna de todas las encuestas: nunca en la historia de la democracia se habían dado semejantes diferencias”, decían con la ignorancia propia de quienes dan el pistoletazo de inauguración de la historia cuando se levantan de la siesta; título, ya vemos, al alcance de cualquiera.
En 1996, Sigma 2 –la misma que co-perpetró la estrafalaria israelita del 26-j– daba la victoria al PP por 13 puntos. Y como a Tabula V, la empresa de Amando de Miguel, le pareció poco, le dio 19 puntos de ventaja.
Como es archisabido, ganó el PSOE. Y en esa ocasión fueron los extremistas del PP los que también hablaron de pucherazo…

Además, la última encuesta del ‘Periódico de Catalunya’ y las de su franquicia andorrana, el ‘Periòdic d’ Andorra’, anunciaron lo que se avecinaba con aceptable márgenes de error: ya con un empate técnico entre PSOE y P’s.

Lo único ganancioso de todo este enojoso asunto es, acaso, que Julio Anguita el Pinzón se ha multiplicado por cero previsiblemente. De Ánsar el Feroche cabe esperar similar destino. Sus respectivos papelones pro-Iglesias y anti-Rajoy merecen plaza eterna en el Panteón de Ilustres Prescindibles.

Dice Don Rajoy que los perdedores no pueden pedirle que se vaya a quien ha ganado las elecciones. Y los ciudadanos, ¿podemos pedírselo al jefe de la banda depredadora de este país? Como diría su odiado mentor: “¡Vá’ase, s’eor Shimplón!”.

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