El avispero de Oriente Medio

Por Héctor Alonso

Los atentados terroristas que acaban de producirse en Berlín y en Ankara –un camión que ha matado a doce personas en un mercadillo navideño en la capital alemana, y el asesinato del embajador ruso en la inauguración de una exposición en la capital turca–, así como los atentados que durante este año han sufrido Bruselas (34 muertos en el aeropuerto), Niza (84 muertos atropellados por un camión en el paseo marítimo), Baviera (cinco heridos por hacha en un tren), Múnich (nueve muertos en un tiroteo) y Turquía (más de un centenar de muertos en tres atentados), no podrían entenderse sin analizar lo que está sucediento en Oriente Medio. En esa región se están desarrollando cuatro conflictos bélicos –Siria, Irak, Afganistán y Yemen– que han provocado la mayor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial y el mayor número de desplazados y refugiados de la Historia y también la mayor amenaza a la estabilidad de una región dividida por conflictos políticos y religiosos.

Esas cuatro guerras afectan a un total de 105 millones de personas, de las que al menos ocho millones y medio han tenido que abandonar sus países para buscar refugio dentro de otras fronteras y una cifra similar podrían ser desplazados internos. Tan sólo los conflictos de Siria y Afganistán han provocado el éxodo de 7,6 millones de personas, y de estas dos nacionalidades son la mayoría de los refugiados que han tratado de entrar en Europa en los últimos dos años. Miles de ellos han muerto ahogados en el Mediterráneo y una cifra desconocida murieron incluso antes, durante el trayecto desde sus países hacia Libia o Turquía, desde donde tenían la esperanza de alcanzar Europa. Son cuatro conflictos en los que se está dirimiendo el control de la región y en los que las grandes potencias y sus aliados juegan a una sangrienta partida de ajedrez en la que la población civil no son más que peones y víctimas.

La guerra civil siria
Siria lleva sufriendo una cruel guerra civil desde principios de 2011, cuando algunos grupos rebeldes trataron de llevar a cabo el derrocamiento de Bashal al-Assad, estimulados por la “la primavera árabe” que se llevó por delante varios regímenes del Norte de África. Estos grupos rebeldes fueron apoyados inmediatamente por Occidente, al considerarles como luchadores por la democracia. Por su parte, Bashal al-Assad recibió apoyo de Rusia, lo que ha enquistado y radicalizado la guerra a la que se han ido sumando combatientes, facciones y milicias.

En las últimas semanas al-Assad ha conseguido una importante victoria gracias al apoyo ruso, con la toma de Alepo, la segunda ciudad del país que sufrió un devastador asedio que la ha dejado prácticamente destruida. Sin embargo, también ha sufrido una derrota al perder la ciudad histórica de Palmira que había conseguido arrebatar al Estado Islámico unos meses antes. El terrorista que acabó con la vida del embajador ruso en Ankara proclamó “¡recordad Alepo!”, dejando clara la intencionalidad del crimen: una venganza por el apoyo de Moscú a Bashal al-Assad.

Quiénes luchan en Siria
El ejército, al mando de Bashal al-Assad, con apoyo de Rusia y de milicias chiítas proiraníes, contra diversas facciones, aliadas entre sí en algunos casos, y enemigas en otros, algunas apoyadas por Estados Unidos o Turquía.

A pesar de que los combatientes en Siria negaron que la guerra tuviera razones religiosas, lo cierto es que el desarrollo del conflicto ha hecho ganar peso a las alianzas y las rivalidades religiosas: el gobierno de Siria es de minoría alauí (una rama del chiísmo), mientras que los rebeldes de Alepo eran en su mayoría sunníes. La ciudad fue tomada con el apoyo de milicias chiítas, que han cometido crímenes contra sunníes ante la pasividad del ejército. Los combatientes que reconquistaron Palmira también son sunníes, pero se consideran yihadistas de Daesh, el Estado Islámico, con los que rompieron los rebeldes de Alepo. Estados Unidos ha estado apoyando a los rebeldes de Alepo. Sin embargo, consideran enemigos a los yihadistas de Daesh, tanto en Siria, como en Irak, donde han apoyado el ataque a Mosul, ocupada por combatientes del autodenominado Califato.

Tenemos, por tanto, alauís y chiítas combatiendo contra sunníes moderados y contra yihadistas sunnís partidarios de Daesh y del Califato proclamado en Mosul (Irak). Los primeros apoyados por Rusia, los segundos apoyados por Estados Unidos y Turquía y los terceros por el Estado Islámico.

La guerra civil de Irak
Irak, tras la derrota de Saddam Hussein, se descompuso en una guerra civil que ha dividido al país y donde se enfrentan múltiples actores. En junio de 2014, Mosul fue conquistada por los yihadistas sunníes del Estado Islámico. El líder del Estado Islámico, Abu Bakr al Bagdadi, proclamó el Califato desde la principal mezquita de la ciudad y llamó a todos los musulmanes a unirse bajo su gobierno.

Quiénes luchan en Irak
En la batalla de Mosul el ejército iraquí está siendo apoyado por peshmergas kurdos, de religión yazidí en su mayoría, por milicias chiítas iraquíes entrenadas por Irán, soldados de Estados Unidos y Turquía, aunque éste país no activamente, pero alerta porque no desea que los kurdos ganen territorio en una zona cercana a su frontera, donde también viven muchos kurdos.

En este conflicto tenemos, por tanto, sunníes moderados, apoyados por chiítas y yazidíes, combatiendo contra sunníes partidarios de Daesh.

La guerra de Yemen
El 25 de marzo de 2015 Arabia Saudí inició la llamada “Operación Tormenta Decisiva” con el bombardeo del territorio de Yemen, un pequeño y pobre país de 18 millones de habitantes con apenas recursos. Arabia Saudí, apoyada por una coalición de Estados árabes, está empleando grandes recursos militares para acabar con el Comité Revolucionario de Ali Abdullah Saleh, que mantiene bajo su control la capital del país, Aden, tras haber expulsado a los partidarios del gobierno de Abd Rabbuh Mansur al-Hadi, que huyó del país. Algunas zonas costeras del país están bajo control de Al-Qaeda.

Quiénes luchan en Yemen
El Comité Revolucionario, presidido por Ali Abdullah Saleh, respaldado por Rusia y por Irán, de minoría religiosa houti, una rama chiíta, que se enfrenta a los partidarios del presidente Abd Rabbuh Mansur al-Hadi, apoyado por Arabia Saudí y la coalición de Estados árabes, todos ellos sunníes. La guerra está afectando sobre todo a la población civil, y ha destrozado las infraestructuras de salud (hospitales y centros sanitarios) y de transporte (carreteras y puertos), dejando el país al borde de la inanición, con tasas de desnutrición infantil nunca vistas.

La guerra de Afganistán
La mayoría de la población de Afganistán jamás ha conocido la paz. Tras la progresiva retirada de las tropas norteamericanas, llegadas para combatir a los talibán (wahabitas, sunníes radicales), el país se ha vuelto a sumir en el caos. Actualmente el gobierno tiene que hacer frente a los talibán y a Al-Qaeda, que controlan amplias zonas del país, y al Estado Islámico, que controla franjas de territorio junto a la frontera de Pakistán.

Quiénes luchan en Afganistán
El gobierno, con un ejército de más de 300.000 hombres, apoyados por 9.800 soldados norteamericanos y aproximadamente 13.000 soldados de la OTAN, contra un contingende de entre 30.000 y 60.000 talibanes, con facciones enfrentadas entre sí, y cerca de 3.000 miembros de Al-Qaeda.

Datos de población
Siria: 22,5 millones de habitantes. 4,9 millones de refugiados
Irak: 33,4 millones de habitantes. 500.000 refugiados y más de un millón de desplazados
Afganistán: 30,5 millones de habitantes. 2,7 millones de refugiados
Yemen: 18,5 millones de habitantes. 300.000 refugiados. 200.000 desplazados
Refugiados y desplazados por las cuatro guerras: más de diez millones de personas

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