Diez años con smartphones

Por Joaquín del Río

Se cumplieron hace días diez años de la presentación al mundo del iPhone, un miniordenador con forma de teléfono móvil en el que hablar es lo de menos. Y hoy es inconcebible imaginar a casi todo el mundo sin él, pese a que Microsoft dijo del artilugio que no tenía futuro... la visión de futuro y la perspicacia del fabricante de Windows es proverbial.

La gente llama al artilugio "teléfono inteligente" y su nombre significa literalmente 'teléfono listo', pero debería llamarse multicomunicador, ya que algo listo ejecuta su trabajo con diligencia y algo inteligente decide qué hacer en cada momento; y ni una cosa ni otra las hace el artilugio... al menos, de forma exclusiva. Pero sí permite comunicarse de múltiples formas.

En todo caso, el iPhone fue el gran invento de Steve Jobs, que se caracterizó por ser capaz de imaginar mejor que nadie qué aparatos iban a serles útiles a las personas; lo hizo con el iMac, con el iPhone, con el iPad... que son marcas comerciales; los nombres genéricos de las máquinas son: ordenador personal, teléfono inteligente y tableta.

El mundo de hoy es inimaginable sin estos aparatos; otra cosa es que no sea mejor que los anteriores, ya que se han utilizado para elevar la estupidez al poder y no para popularizar los conocimientos, como esperaba Jobs. Les pasa a los genios: la gente no les entiende, pero sigue lo que dicen. Como le sucede a Albert Einstein, sin ir más lejos (al que todo el mundo cita sin haberlo estudiado).

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